Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Existe una fortuna escondida en tener los recursos limitados en tu trabajo, porque te obliga a enfocarte en el corazón del mismo.
Al crear, antes de experimentar con el equipo más sofisticado, es recomendable que te preguntes qué es lo que verdaderamente hace que tu trabajo sea bueno.
La respuesta muchas veces se basará en el desarrollo de habilidades que no requieren de instrumentos caros para su mejoría, sino que de simple práctica.
Irónicamente a veces el equipo más sofisticado te perjudica más de lo que te beneficia, porque te distrae de practicar esas habilidades esenciales.
El músico John Mayer se refiere a este atributo en la música como el corazón de la canción. Según Mayer, desarrollar esta habilidad no depende del precio de sus instrumentos, sino que de algo que solo puede adquirir mediante la práctica.
Esta habilidad intangible es lo primero que debes dominar antes de pensar en lo demás, por lo que empezar con poco te conviene, pues funge como una escuela que te educa en las bases de tu disciplina.
Componer una canción con una guitarra barata hace que te concentres en que la melodía sea buena. Grabar una película con tu celular hace que te concentres en que la historia y en que las tomas sean de calidad.
Una vez que domines estas habilidades, entonces será el momento de mejorar tus instrumentos, pues resaltarán estos mismos atributos que hacen que tu obra sea buena.
De nada sirve tener el mejor equipo del mundo si no tienes una obra con la que los puedas explotar.
Empezar con poco te conviene porque las limitaciones iniciales son internados creativos en donde aprendes a dominar el corazón de tu arte.
Aprovecha lo poco que tienes y úsalo a tu favor.