Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
En su libro Turning Pro, Steven Pressfield se refiere a los creativos que hacen su trabajo, a pesar de cualquier circunstancia, como “profesionales”.
Los profesionales son un selecto grupo de creativos que dejaron de ver su pasión como un hobby y comenzaron a creerse la idea de que pueden llegar a vivir de su trabajo.
Pressfield argumenta que en un punto de la vida de todo creativo exitoso, este deja de ser amateur y se convierte en un profesional.
Esta etapa ocurre cuando el creativo se da cuenta de que, sin importar sus excusas, este tiene que hacer su trabajo todos los días. Un escritor debe escribir todos los días, un escultor debe esculpir todos los días, etc.
Un creativo se convierte en un profesional cuando se comienza a definir por aquello que hace a diario. Un pro se presenta a trabajar a pesar de estar enfermo o de vacaciones, planea su día de trabajo y no se permite poner excusas. Un Pro hace lo que tiene que hacer sin importar nada más.
Es en este punto cuando el creativo puede comenzar a vivir de su arte, pues ha desarrollado la madurez y la disciplina necesaria para comprender que trabajando puede lograr sus objetivos.
Un creativo se hace pro cuando su mente puede enviar órdenes a su cuerpo para que, sin importar lo que pase, se ponga a trabajar.
No está de más decirlo, pero cuando un creativo se convierte en un profesional, su probabilidad de éxito aumenta exponencialmente, porque el pro siempre se presenta y eventualmente triunfa. Ya que como dice Woody Allen el 80% del éxito consiste en presentarte a trabajar.