Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Progresar es difícil.
Progresar es un acto suicida en el que constantemente redefines tu identidad, matando tu identidad anterior.
Tomar decisiones que te hacen progresar, como renunciar a tu trabajo o dejar una relación, es aterrador.
El progreso asusta porque cada decisión se siente como saltar al vacío, y cometer suicidio con una antigua versión de ti.
Pero no le tengas miedo a esto, y destrúyete todos los días para construir mejores versiones de ti mismo con tus cenizas.
Recuerda que cada nueva versión de ti siempre será mejor que las anteriores, porque dentro de su creación, las considera.
Confía en el proceso, y sacrifícate diariamente para usar tus restos, y crear una versión más fuerte de ti con ellos.
Recuerda que el progreso es un acto iterativo de auto sacrificio y entre más te destruyas, más te fortaleces y creces.