Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Muchos creativos fracasan en sus proyectos porque no saben definir cuál o cuándo es el final de los mismos.
Toma como ejemplo el caso de un maratonista que, aunque tenga la mejor condición física del mundo, si empieza a correr una carrera que no tiene una meta, eventualmente acabará tirado en la pista, frustrado y sin energía.
De la misma forma, en tu trabajo necesitas una meta para correr guiado y motivado en llegar a la misma.
Muchas veces esa meta es muy evidente, como una cantidad de kilómetros o una cantidad de palabras, pero otras veces es un poco más abstracta.
Para esos casos imprecisos, debes definir los requisitos necesarios para tener una obra terminada, es decir, enumerar las características mínimas que debe de cumplir tu obra para poder catalogarla como completa.
Al definir estos objetivos, es importante que uses métricas claras y cuantificables que dependan de tu esfuerzo. Ya que, entre más clara sea tu descripción de los requerimientos para tener un trabajo terminado, más fácil te será trabajar para cumplirlos.
Antes de comenzar a trabajar en tu próxima obra, piensa en cómo se debe ver cuando esté finalizada.
Solo cuando tengas bien identificados los requisitos de la meta a la que quieres llegar y cómo medirlos, deberás empezar a trabajar en ella.
Todo esto para que no termines exhausto en medio del camino, sino que llegues a la meta y te puedas preparar para tu siguiente obra.