Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
La verdadera libertad descansa en la elección consciente y constante de tus acciones, ya que si tú no las escoges, algo o alguien más las escogerá por ti, ya sea otra persona o una necesidad fisiológica.
Por otra parte, no escoger simplemente es delegar la responsabilidad y perder el control de tu vida.
Si tú no escoges qué hacer en las mañanas, tu trabajo y tus responsabilidades lo acabarán definiendo por ti. Si tú no escoges qué hacer en la noche, tus amigos o las demás personas cercanas a ti lo acabarán definiendo por ti.
Si tú no escoges a qué hora te quieres dormir, el cansancio lo acabará escogiendo por ti. Si tú no escoges a qué hora te quieres despertar, el hambre lo acabará escogiendo por ti.
Si tú no tomas el control de tus decisiones, acabarás viviendo tu vida en modo de piloto automático.
No seas esclavo de los deseos de otros, ni de tus necesidades, y toma el control de tus acciones para llevar a cabo tus metas y ponerte en control de tu vida y tus ambiciones.
Escoger siempre vale la pena, así que escoge y acepta las consecuencias de tus acciones, ya que son tuyas y son tu único camino a la verdadera libertad.