Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Hacer cosas difíciles nos hace humildes porque nos saca de nuestra zona de confort para recordarnos que no somos perfectos, y que aún tenemos mucho que aprender.
Hacer cosas que están fuera de nuestras habilidades nos acostumbra a que nos sigamos viendo como estudiantes, y a que nuestra mente trabaje constantemente para dominar las habilidades que queremos desarrollar, evitando así que nos estanquemos.
John F. Kennedy respondió cuando le preguntaron sobre el deseo de Estados Unidos de ir a la luna: “Escogemos ir a la luna, no porque sea fácil, sino porque es difícil”.
Tenemos que aprender a disfrutar no poder hacer las cosas al principio y ver cómo mejoramos con el tiempo. Ya que, cuando aprendemos a apreciar ese proceso de mejora, nuestra mente se revitaliza y nos mantenemos vigentes.
Por otro lado, cuando solo hacemos cosas que ya dominamos, nuestra mente se involucra cada vez menos y caemos en un modo de piloto automático que la hace floja.
Disfruta las cosas difíciles de la vida.