Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Una trampa en la que muchos caen a la hora de intentar algo nuevo es que juzgan su habilidad a partir del primer intento.
El problema está en que, al hacer esto, se terminan desacreditando antes de darse la oportunidad de crear algo con sustancia y bases sólidas.
Para saber qué tan bueno eres en algo nuevo, lo tienes que intentar al menos dos veces.
En tu primer intento, seguramente producirás algo superficial, fácil y obvio, porque lo importante de este primer intento no es la sustancia de tu trabajo, sino delimitar el alcance que tiene el formato nuevo en el que te estás desenvolviendo.
En el segundo intento podrás aprovechar la experiencia de tu primera vez, y poner a prueba tu capacidad de crear algo con un medio que ya has explorado antes.
Esto gracias a que entenderás mejor la forma del medio y empezarás a trabajar en su fondo, lo que a su vez producirá trabajo con más sustancia.
El director David Lynch dice que la primera vez que realizas una obra, el medio se presenta contigo, y comienzas a conocerlo, mientras que la segunda vez que lo haces, tú eres quien se presenta con el medio.
La primera vez que haces algo solo montas el escenario y conectas todo, para que la segunda vez que lo intentes puedas utilizar lo que construiste, y presentar algo que aproveche esa infraestructura.
Por eso, si vas a intentar algo, asegúrate de intentarlo al menos dos veces.