Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
La filósofa Simone Weil dijo que “la atención absoluta es una forma de oración”. A lo que Weil se refería, es que poner todo tu enfoque en algo, es lo equivalente a rezarle al destino para que suceda.
Si le inviertes toda tu atención a una meta y trabajas para alcanzarla, te estarás alineando para percibir los estímulos que te acerquen más a ese objetivo. Y aunque la atención no es una garantía de que tu meta se cumpla, estar enfocado incrementa tus posibilidades de éxito.
Existe un fenómeno llamado Baader-Meinhof que hace referencia al prejuicio que tiene nuestra mente de resaltar ciertos patrones a los que les hemos adjudicado un significado previamente.
Similar al concepto de sincronicidad, este fenómeno es solo una manifestación del poder de la atención selectiva, en donde tu intuición interpreta que el mundo le está diciendo algo mediante un patrón que encuentra en repetidas ocasiones.
Lo que en realidad sucede es que tu cerebro le otorgó un valor a ese patrón específico por una experiencia previa, y ahora lo busca de una manera inconsciente, pues encontrarlo le provocaría una recompensa psicológica.
Esto da la ilusión de que el patrón aparece todo el tiempo, cuando en realidad aparece las veces que debe aparecer, solo que tu cerebro esconde el resto de la información, y resalta las veces en las que encuentra el patrón deseado.
Por esta razón, establecer patrones por medio de nuestra atención absoluta es una manera de hacer que nuestra mente los busque inconscientemente y nos acerque a nuestros objetivos.
Ponle atención a lo que le pones atención.