Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
La mejor manera de alcanzar la calidad en nuestro trabajo es mediante la cantidad del mismo.
Por una parte, es necesario tener un filtro que nos ayude a enfocar nuestra energía en pocos proyectos, y dar los mejores resultados, pero también debemos evitar caer en el perfeccionismo, y producir una buena cantidad de obras para que su calidad incremente.
La calidad es más importante que la cantidad, pero si existe un proceso de autocrítica, la cantidad eventualmente produce calidad.
David Bayes y Ted Orland, en su libro Art & Fear, cuentan la historia de un profesor que le asignó a dos grupos la tarea de desarrollar el mejor jarrón de cerámica posible en un semestre.
La única diferencia entre los grupos era que al primero se le dio la instrucción de probar, errar y entregar los jarrones que quisieran, y al final escoger el mejor, mientras que al segundo grupo solo le dio una oportunidad para entregar su jarrón.
Al final del semestre, los jarrones del primer grupo fueron considerablemente mejores que los del segundo.
Esta historia es un ejemplo de cómo enfocarte en ejecutar tus ideas y no sobre pensar antes de actuar, te conduce a incrementar tu calidad.
Debemos encontrar el balance para producir trabajos de calidad mediante la cantidad de obras que creamos.
Lograr un trabajo de calidad es un proceso que toma práctica, y la mejor manera de alcanzarlo es creando la mayor cantidad de veces, y aprender de cada resultado.