Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
La mejor manera de describir la inspiración es como un lujo. Es un sentimiento que debes de aprovechar y agradecer cuando lo tengas, pero no es un requisito para comenzar a trabajar.
Si solo trabajas cuando estás inspirado, entonces los proyectos que crearás serán muy pocos y tu vida jamás podrá depender de tu arte, pues no sabrás cuándo te visitará otra vez la bella musa de la inspiración.
Por otra parte, si no dejas que la inspiración sea una limitante para comenzar trabajar, es mucho más probable que puedas llegar a vivir de tu arte, pues estarás seguro de que, sin importar cómo te sientas, podrás trabajar.
Por esta razón, el pro es aquel que trabaja aún y cuando no está inspirado, mientras que el amateur deja que la falta de inspiración sea un justificante lo suficientemente poderoso para no hacerlo.
Cuando tomas tu arte como un trabajo, la inspiración deja de ser esencial. Por eso la inspiración es algo que solo usamos como excusa los creativos, ya que depende de nosotros si somos profesionales o no.
Si te contratan para hacer un trabajo y no vas a trabajar, argumentando que no estás inspirado, probablemente te despidan al siguiente día. No existe la falta de inspiración en un vendedor de seguros, en un fotógrafo de bodas o en un pastelero, solo en un creativo amateur.
La inspiración es un lujo que nos toca disfrutar de vez en cuando pero debemos aprender a vivir sin él.
La inspiración llega cuando haces una conexión importante de algo que no habías notado antes, así que es mucho más probable que la musa te visite si estás trabajando.
Por lo tanto, aunque no estés inspirado, ponte a trabajar.
Aquí un video de dos de mis compositores favoritos, John K Samson y John Darnielle, hablando sobre cómo el bloqueo del escritor es un "lujo burgués".