Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Vale la pena hacer las cosas desde cero, especialmente a largo plazo, porque obtienes un entendimiento de todo tu proceso, y construyes una caja de herramientas modulares que puedes reusar en tus próximas obras.
El diseñador Aaron Draplin, quien ha adoptado esta filosofía, tiene una carpeta de figuras digitales que diseñó desde cero, y que ahora conforma los elementos básicos de todos sus logotipos.
Esto no solo le agrega un nivel de autenticidad a su trabajo, sino que también le brinda un entendimiento profundo de los ingredientes que conforman sus obras y su interacción.
Así mismo, no tomar atajos tiene dos grandes beneficios, el primero es que eventualmente acelera tu flujo de trabajo, y el segundo es que crea una identidad sólida en tus obras, pues al desarrollar todos sus elementos, le inyectas una carga de tu ADN a cada uno de ellos.
Además, conforme tu caja de herramientas crezca, también crecerá tu capacidad de hacer proyectos más ambiciosos, pues contarás con más elementos que pueden funcionar como piezas de rompecabezas para tu próxima obra.
Esto te da una ventaja considerable sobre el resto, pues en tus próximas obras partirás de una base mucho más sólida, y no comenzarás desde cero.
Por esto, si te encuentras ante la disyuntiva de usar una pieza que alguien desarrolló y adaptarla a tu trabajo, o generar una desde cero, te recomiendo que tomes, para la mayoría de los casos, la segunda opción.
Quizás al principio te costará más tiempo esta decisión, pero al final te terminará rindiendo frutos, y podrás construir herramientas que lleven a tus obras a otro nivel.
Tu proceso es lo más importante, y entre mejor lo conozcas y más control tengas sobre él, más podrás modificarlo para reproducir con mayor precisión las ideas que tienes en tu cabeza.