Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
Al no tener indicadores claros de lo que significa ser productivo, muchas veces recaemos en viejos indicadores industriales para ver si estamos aprovechando nuestro tiempo o no.
El más común de todos es contar las cosas que hacemos en un determinado tiempo.
Sin embargo, el gran problema de tomar esto como indicador es que asumimos que estar ocupado y ser productivo son la misma cosa, cuando en realidad no lo son.
Es muy fácil ocuparte haciendo tareas triviales como contestar correos o hacer trabajo de oficina, pero esto no quiere decir que estés usando tu tiempo de la mejor manera o que estés siendo productivo.
La productividad consiste en encontrar el equilibrio entre qué tanto piensas las cosas, antes y después de hacerlas, y qué tanto te tardas en hacerlas, cuando ya que sabes qué es lo que tienes que hacer.
Por ende, muchos momentos de ocio pueden funcionar para elevar tu productividad, pues te dan el espacio necesario para planear o reflexionar sobre tus obras. Así como las tandas de trabajo intenso también pueden significar que estás usando tu tiempo de forma productiva, si es que trabajas con un plan efectivo.
La clave de la productividad está en el balance de estas dos facetas. Si te encuentras todo el tiempo ocupado, probablemente no estás siendo del todo productivo y te hace falta reflexionar y planear lo que estás haciendo. Por otro lado, si te encuentras todo el día solo planeando o reflexionado, probablemente también lo estás haciendo mal.