Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
La disonancia es un término musical que hace referencia a la tensión que generan dos notas “contrarias” en una misma pieza.
Estas notas generan un estrés entre ellas que mueve a la pieza hacia adelante y la obligan a buscar resolverla.
Este mismo fenómeno ocurre en el mundo de las ideas, el término “disonancia cognitiva” se refiere a la tensión que generan dos o más ideas contrapuestas en tu cabeza.
Esta tensión inspira al creativo a resolverla mediante la creación de una nueva obra que considere las dos posturas contrarias, y que mueva su mente hacia adelante.
Sin embargo, es importante entender que jamás alcanzaremos una consonancia cognitiva, pues a lo largo de nuestra vida siempre estaremos cargando y agregando nuevas ideas que generarán nuevas fricciones entre ellas.
Estos roces son los que nos mueven infinitamente hacia adelante y nos impulsan a crear algo nuevo con nuestras ideas.
Son el motor de nuestra hambre de conocimiento y es nuestro deber aprovecharlos.
Por esto, la mejor manera de usar esta disonancia a nuestro favor es exponiéndonos a distintos puntos de vista que nos hagan pensar y que hagan más fuerte la tensión en nuestra cabeza.
Esto con el objetivo de que después podamos aprovecharla e intentar resolverla mediante nuestro trabajo.
Evita cerrar tu mente a pocas ideas, posturas y estilos de vida, y aprende a absorber ideas de distintas fuentes para encontrar en sus contradicciones una propuesta que plasmar en tu nueva obra.