Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
Vamos a ser honestos, estás condenado a producir trabajos terribles al principio, pero eso está bien.
La primera vez que hagas algo, vas a apestar. Tu primera canción va a ser terrible, tu primer cuento dará asco y tu primer video también.
Quizás te des cuenta de esto cuando lo estés haciendo o algunos años después, cuando los compares con tus trabajos más recientes. Pero el punto es que tus primeros esfuerzos jamás serán tus mejores porque apenas estás aprendiendo.
Sin embargo, esto no te debe desmotivar, ya que las grandes obras siempre son producto de un trabajo que tomó mucho tiempo perfeccionar.
Uno de los problemas que tienen algunos creativos es que son muy desesperados y no dejan a sus proyectos madurar, ya que quieren que su trabajo salga lo antes posible.
El problema con ceder ante esta desesperación, es que cometen el error de privar a sus proyectos de su proceso de maduración necesario para alcanzar su máximo potencial.
Los grandes trabajos dentro de cualquier disciplina toman tiempo en hacerse y en perfeccionarse. Es necesario pulirlos y dejarlos madurar, como buenos vinos, para que transmitan su propuesta de la mejor manera posible.