Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Un nicho es un concentrado demográfico, es decir, una audiencia pequeña, pero altamente interesada en uno o varios temas en específico.
La autora Susan Friedmann dice que: “los ricos están en los nichos”, ya que, según argumenta, en un mercado tan saturado, la manera de diferenciarte del resto es hablándole a una audiencia pequeña de forma directa y con intereses muy específicos.
Hoy en día los nichos se han vuelto muy poderosos, pues al existir una gran cantidad de alternativas, las audiencias se han dividido en grupos más pequeños y apasionados que consumen obras con temas más específicos.
La gran ventaja de esto es que ahora el involucramiento de la audiencia es mucho mayor con las obras que consume, ya que la representan de forma más personal, y la comunicación con el creativo que las hace se ha hecho mucho más directa.
Es importante que no bases tu éxito comercial en la cantidad de personas que siguen tu trabajo, sino en la calidad de las mismas.
Es mucho más valioso tener a un nicho pequeño de personas que se sientan identificadas con tus obras, a tener una audiencia más grande que solo las conozca.
Para el creativo, la cultura de los nichos es una invitación hacia la honestidad. Es un puente para compartir sus ideas e intereses, por más específicos que parezcan, y mezclarlos para crear una audiencia única y muy apasionada.
El rapero George Watsky dice que: “por más feo que parezcas, siempre serás el fetiche de alguien”.
Combina tus intereses, sé honesto contigo mismo, y construye tu nicho de personas fieles que compartan valores e intereses similares a los tuyos para construir una base sólida en la que puedas crear tus obras y vivir de ellas.