Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
Las imperfecciones son el elemento que define tu estilo y hace que tu trabajo sea único.
La voz del creativo descansa en esos sutiles defectos que al ser presentados de una manera diferente, se convierten en aciertos.
Bajo esta perspectiva, lo que debes de hacer no es intentar esconder tus limitaciones, sino que debes celebrarlas y presentarlas de una manera en la que se vuelvan tu voz y la parte más importante de tu trabajo.
Existe una técnica de restauración de cerámica japonesa llamada Kintsugi que se basa en esta idea. Esta técnica consiste en restaurar piezas de cerámica rotas, resaltando sus fracturas.
Dichas piezas son restauradas con un pegamento a base de oro que vuelve a las fracturas la parte más importante de la pieza.
El propósito del Kintsugi no es retornar la obra a su estado original, sino que crear una obra nueva que resalte las imperfecciones de la misma y que las hagan el centro de la pieza. Lo mismo debes aplicar a tus obras.
Debes entender que tus imperfecciones definen tu estilo y no es algo de lo que debes de huir.
Es curioso cómo nos gusta ver los trazos de las brochas en las pinturas, pero no nos gusta ver detalles de continuidad en las películas.
Sé como una pintura y enseña tus cicatrices y el lado humano de tu trabajo mediante la belleza de tus imperfecciones, pues ahí es en donde descansa tu voz y la gente se identifica con eso.