Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
El proceso creativo varía mucho para cada persona. Pero a grandes rasgos, todo proceso de creación de una obra consta de un ciclo claramente delimitado por 3 etapas.
Estas 3 etapas conforman la creación de una obra y son repetidas de forma iterativa cada vez que el creativo crea una nueva obra.
Aquel creativo que entiende la importancia de cada una de estas 3 etapas, habrá tomado el camino correcto para crear, aprender y mejorar sus habilidades con cada proyecto que realice.
Las 3 etapas del proceso creativo de una obra son las siguientes:
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Inspiración
La primera etapa es la de inspiración y es la más sencilla de todas.
En esta etapa, el creativo carece de ideas, así que lo que debe de hacer es llenar su cabeza de nuevo material para construir nuevas ideas que después se puedan transformar en obras.
En esta fase el creativo debe consumir nuevas películas, libros y demás fuentes de inspiración que le ayuden a producir su siguiente trabajo.
El único deber que tiene el creativo en esta etapa es investigar y consumir arte. Para que esta fase sea exitosa, el creativo debe de consumir arte de todo tipo, arte que ya sabe que le gusta y que le inspira y también arte completamente nuevo y extraño que quizás no sea de su agrado.
En esta etapa, el creativo debe de explorar una variedad de proyectos y matices diferentes que quiere considerar en la creación de su próxima obra.
Es importante consumir arte que al creativo le guste para saber qué debe de hacer bien en su próxima obra, pero también es necesario consumir arte que no le guste para entender qué es lo que debe de evitar.
Así que en esta fase es momento de ponerse cómodo y comenzar a investigar.
Es esencial explorar, consumir y considerar la mayor cantidad de posibilidades, para que cuando el creativo avance a la siguiente etapa, este tenga un portafolio robusto al que pueda recurrir para tomar inspiración en la creación su nuevo bebé.
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Creación
La segunda etapa es la más difícil, pero también es la más importante dentro del proceso creativo.
Esta es la fase en la que el creativo realmente se pone a trabajar en su obra y comienza a crear un producto nuevo con toda la inspiración que obtuvo en la fase anterior.
Esta es la etapa incómoda a la que su cuerpo se resistirá a hacer mediante excusas y distracciones para intentar engañarlo y convencerlo de que aún no está listo para hacerlo.
En esta etapa es en la que se hace o se deshace un creativo; es en donde se ensucia las manos. Es la etapa en la que tiene que forzarse a contemplar un lienzo en blanco y enfrentarlo para hacer algo con él.
Este es el momento en el que debe de obligarse a sacar algo nuevo de su mente, con lo mucho que se atragantó en la etapa anterior, y ponerle su sello.
Lo más similar a esta etapa es el acto de vomitar, pues éste consiste de un proceso de introspección, incómodo y doloroso, en el que el creativo debe de buscar dentro de sus entrañas para encontrar su voz y sacar algo de ellas, a pesar de que su cuerpo se niegue a hacerlo.
Pero poco después de que lo haya hecho, el creativo se dará cuenta de que la magia comenzará a suceder. Por obra casi divina, estará mezclando todo lo que consumió en la etapa anterior, junto con su propia esencia, para darle vida a una nueva obra.
Quizás olerá mucho a él, pero se sentirá muy orgulloso de lo que habrá creado.
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Reflexión
La tercera y última etapa no es tan difícil como la segunda, pero tampoco es tan divertida como la primera. Por eso muchos creativos tienden a saltarla; porque no parece ser tan importante, cuando en realidad sí lo es.
Ésta es la etapa de reflexión, y el único deber del creativo es forzarse a contemplar lo que creó en las etapas anteriores para analizar lo que aprendió y lo que pudo haber hecho mejor.
A simple vista, esta etapa no parece ser muy importante, pues ésta no tiene un impacto directo en la calidad de la obra que se acaba de crear. Sin embargo, en esta fase es donde se consolidan los aprendizajes obtenidos en el proceso creativo actual, y en donde se toma nota de los errores cometidos en el mismo para no volver a caer en ellos.
Esta etapa es crucial para el desarrollo del creativo porque garantizará que la siguiente vez que este inicie un nuevo ciclo, estará mucho más preparado para desarrollar su obra de una mejor manera.
Esta fase también es importante porque le dictará al creativo de donde buscar nuevas influencias para la etapa de inspiración de su próximo proyecto y qué tipo de referencias debe de consumir para poder mejorar en su trabajo.
Esta fase evitará que el creativo consuma las mismas fuentes que antes y que pruebe las mismas hipótesis que ya ha probado con anterioridad, pues en esta etapa documenta sus resultados.
Finalmente, en esta etapa el creativo consolida la idea de que el aprendizaje vive en la reflexión y le asegura que al final de cada obra que realice, éste será un mejor creativo que el que la empezó.