Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Un recordatorio que me gusta leer los días en los que trabajo duro y siento que no recibo una recompensa es: confía en el proceso.
Muchas veces nos abrumamos porque no vemos avances tangibles en lo que estamos haciendo, y queremos tirar la toalla.
Entender que esos días son parte de un proceso mucho más grande, nos motiva a ver más allá de lo que una acción aislada nos brinda a corto plazo, y nos permite apreciar el valor integral de nuestras acciones.
Los estoicos decían que la sabiduría es ver el panorama completo, mientras que los religiosos dicen que es verlo desde la perspectiva de Dios.
Lo que tienen en común estos dos puntos de vista es que ambos entienden que para apreciar el valor de nuestras acciones, tenemos que confiar en el proceso, y verlo desde una perspectiva mucho mayor a la de nosotros mismos.
Confía en tu proceso y recuerda que la clave está en entender que las cosas que valen la pena toman tiempo y sus recompensas están reservadas para los pacientes.