Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Aristóteles decía que “el hombre debe de ser dueño de su silencio porque se puede volver esclavo de lo que dice”, y tenía razón. El silencio es una forma de comunicación, no es la ausencia de la misma.
A veces el silencio es la mejor manera de comunicar un punto, pues no siempre se debe tener algo que decir, y eso se puede expresar quedándose callado.
Además, quedarte callado en algunas situaciones, puede liberarte de una carga innecesaria que conlleva defender la postura que adoptaste con tus palabras en un futuro.
Proponer algo por definición es atacar a otra cosa, si no le ves el sentido a la batalla que tu opinión provocaría, quizás lo mejor sea ahorrarte tus comentarios.
Las palabras sirven como anclas a posturas, entonces si no te has decidido por una, guarda silencio y no te vuelvas un esclavo de algo que dijiste y que realmente no creías.
Si no tienes algo que decir, mejor no digas nada.