Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Todo ser humano ha tenido que lidiar con algún tipo de problemas.
Es imposible no tener problemas, porque entonces nuestra vida no tendría sentido, sería como un cuento sin nada que contar.
Lo que sí podemos escoger, en algunas ocasiones, es qué tipo de problemas queremos tener.
Una vez que hayamos elegido esto, podemos aprender a tolerarlos o incluso a disfrutarlos por la satisfacción que nos provoca el hecho de haberlos escogido.
Probablemente no disfrutes los problemas que hay en un trabajo que no te gusta o en una relación con una persona que no soportas, porque no existe un fondo que te motive a tolerarlos.
Sin embargo, si estás haciendo algo que te apasiona o estás en una relación con una persona con quien compartes algo muy grande, esos problemas adoptan un significado profundo, y se vuelven tolerables porque les encuentras un propósito, y sabes que los estás resolviendo para alcanzar un bien mayor que te hace sentido.
Debemos estar conscientes de los problemas que permitimos en nuestra vida, tomar el control de ellos, y no esperar una vida sin dificultades, sino la sabiduría y la fortaleza para poder tolerarlas.
Busca una vida llena de problemas a los que les encuentres sentido y que valgan la pena resolver.