Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
Existe una concepción errónea y romántica de que el creativo es un ser desordenado que no sigue horarios ni rutinas y que simplemente trabaja cuando quiere o cuando la inspiración se lo pide.
Como lo comentó Steven Pressfield en su libro Turning Pro, para un profesional esto no es posible. Sin embargo, dentro del orden que existe en la vida de un profesional, sí puede existir un poco de caos para saciar ese apetito artístico.
Al igual que los roles dentro del creativo, existen 2 estilos de vida contrastantes que éste debe considerar al hacer su trabajo: el estilo artístico y el productivo.
El primero debe ser tomado cuando el creativo se encuentra sumergido en el rol de artista. Éste es el estilo que le permite explorar, viajar, tomar, conocer, visitar museos, ver películas y series y escuchar música para llenarse de inspiración.
Éste es el estilo del caos, pues el creativo está buscando activamente inspiración para poder plasmarla en su trabajo y la mejor manera de encontrarla es mediante la espontaneidad. En este estilo no existen rutinas ni hábitos, sino que todo lo contrario.
Este estilo solo es aplicable para profesionales que se encuentran dentro de la etapa de inspiración en su ciclo creativo y necesitan encontrar fuentes para sentirse inspirados. Sin embargo, este estilo de vida no debe durar mucho tiempo, ya que no es sostenible y terminará en un desastre si no se usa con moderación.
Por otro lado, cuando el creativo ya tiene un portafolio de referencias y una idea de lo que quiere hacer y avanza a la etapa de creación en su ciclo creativo, es necesario ponerse a trabajar en ella.
Aquí es cuando el estilo productivo entra en juego, pues se basa en los principios que Pressfield exige de un profesional.
Este estilo es mucho más rígido y ordenado y consiste en un horario de trabajo fijo y diario que debe ser respetado hasta que el proyecto se termine.
En este estilo se incorporan y se desarrollan rutinas y hábitos para después ser incorporados dentro de una rutina madre que orienta al creativo hacia las metas que busca alcanzar con sus proyectos.
En esta etapa, el creativo entra a un “horario de oficina” y trabaja en su proyecto todos los días hasta terminarlo.
A la mayoría de los creativos amateurs se les dificulta entrar en este estilo de vida, porque rompe la idea romántica del arte. Sin embargo, éste es el estilo que hace que las cosas sucedan, por lo cual es esencial poder adoptarlo cuando se requiere.
Si buscas encontrar un estilo de vida creativo saludable, debes encontrar un balance entre los 2 estilos, pues estos hacen de la vida creativa una divertida e impredecible y a su vez productiva, que te permitirán tener una vida balanceada.