Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Todo el mundo tiene su horario preferido, hay quienes trabajan mejor en la mañana, otros en la tarde, y otros en la noche.
Y aunque cualquiera, con algo de trabajo, puede imponerse un horario o rutina, y conseguir grandes resultados con ella, la realidad es que siempre existe una alternativa que presenta una menor resistencia.
Todos tenemos un lapso de tiempo, de una a tres horas, en donde nos sentimos más a gusto ejecutando, y podemos entrar a un estado de flow con mucha más facilidad.
Es importante que sepamos identificar nuestras horas de creatividad máxima, para poder obtener el mayor provecho y trabajar en ellas sin interrupciones en nuestros proyectos.
Si podemos identificar y utilizar esas horas a nuestro favor, podremos marcar una pauta para el resto del día, y generar un efecto dominó que catalice las demás actividades durante el día.
Por esta última razón, las horas de creatividad máxima que recomiendo tener usualmente son en la mañana, pues es el momento en el que tu cuerpo está más descansado, tu energía mental está a tope, y no te has involucrado en las tareas mundanas del día a día.
Al tener tus horas de creatividad máxima en la mañana, el resto del día se sentirá como un agregado, pues ya habrás hecho tu trabajo más importante desde el principio.
Sin embargo, esto puede no aplicar para todos los casos, ya que a algunos les gusta la sensación de trabajar por la tarde, y otros prefieren el silencio y la soledad de la noche.
El punto es que identifiques tu lapso de tiempo en el que eres más productivo, lo reserves con anticipación, apagues tu celular y las demás distracciones, y trabajes a tu máxima potencia.