Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
El aprendizaje vive en la reflexión, por lo que para poder aprender de una obra y mejorar, es necesario que primero la analices fríamente.
Cada vez que termines una obra, debes tomarte el tiempo de ponerla en una mesa para realizar un análisis post mortem.
Es decir, que después de que termines cada trabajo debes tomarte el tiempo para pensar en qué fue lo que hiciste bien y qué fue lo que hiciste mal.
Es recomendable que primero hagas este análisis de forma individual, y que seas brutalmente honesto contigo mismo.
Una vez que hayas hecho esto, podrás compartir tus conclusiones con otras personas que respetes y que se desarrollen en tu mismo medio, para crecer con su retroalimentación constructiva y honesta.
Quizás este proceso suene terriblemente incómodo, pero ser honesto con tu trabajo, verlo, descomponerlo y analizarlo objetivamente es la mejor manera de progresar.
Pon tu obra en una mesa de operación, ábrela y analízala para entender de qué está compuesta y cómo puedes mejorarla.