Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
Todo héroe debe de tener un villano; todo Batman debe de tener un Guasón.
El villano de todo creativo es una fuerza interna que conspira para que éste no haga su trabajo y no se convierta en un profesional.
A esa fuerza Pressfield la denomina brillantemente como la “resistencia”.
La resistencia es el némesis del creativo, es como un Terminator diseñado para acabar con sus metas, sueños, proyectos y aspiraciones.
La resistencia no es algo tangible, ya que se encuentra en todas partes y se manifiesta de muchas formas. La resistencia es una parte natural del creativo pues es el enemigo que la da sentido a su esfuerzo.
Los disfraces que usa la resistencia para engañar al creativo son impecables, ya que esta fuerza lo conoce mejor que nadie.
Algunos de sus disfraces van desde las ganas de quedarte en la cama al despertar, hasta el hambre que sientes justo cuando estás a punto de comenzar a trabajar.
La resistencia es una fuerza que no descansa, se manifiesta todos los días y a todas horas, y sabe perfectamente qué decirle al pro y cuándo decírselo, porque el pro y ella están hechos de lo mismo.
El arte es una guerra, y el enemigo real no está en tus críticos o en tus adversarios, sino que dentro de ti, en tus tentaciones e inseguridades.
Tus batallas más importantes son internas, y la guerra que debes ganar en tu carrera, si quieres aspirar a ser un profesional, es contra tu propia resistencia.