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La sustancia

Tue, Feb 04, 25
La sustancia

Hace algunos días, por fin tuve la oportunidad de ver The Substance, la película de moda dirigida por Coralie Fargeat. Debo decir que me gustó mucho y entiendo perfectamente por qué ha generado tanta relevancia en la actualidad.

Uno de los puntos más impactantes del filme es cómo la protagonista, al cumplir 50 años, es prácticamente expulsada de una industria a la que le dedicó toda su vida. Esto resuena de manera especial si consideramos que el papel es interpretado por Demi Moore, quien en su carrera ha experimentado de primera mano esta realidad. En sus inicios, Moore fue conocida por interpretar papeles de femme fatale que cautivaron a toda una generación, pero con el paso del tiempo fue relegada en favor de actrices más jóvenes. Su actuación en The Substance es notable porque desafía ese mismo molde con el que fue encasillada, y la película resalta este contraste de manera muy efectiva, incluso visualmente, al compararla con Margaret Qualley, quien interpreta la versión más joven de su personaje. Este juego de dualidades refuerza el mensaje del filme y le da una profundidad extra a la historia.

La película utiliza el concepto de la "sustancia" de una manera intrigante, tanto literal como metafóricamente. La sustancia en cuestión es una solución química que permite a las mujeres recuperar su juventud de manera temporal, pero a un costo. Esto simboliza la obsesión contemporánea con la eterna juventud y el culto a la belleza, que a menudo se traduce en prácticas extremas en la vida real, desde cirugías plásticas hasta productos milagrosos que prometen resultados inmediatos. La palabra sustancia también puede interpretarse como sinónimo de profundidad y autenticidad, algo que escasea en una era dominada por lo superficial.

Uno de los aspectos más interesantes de la película es su temática, que gira en torno a la obsesión con el entretenimiento. Vivimos en una sociedad donde todo parece estar diseñado para ser consumido como espectáculo, desde lo más obvio, como programas en internet o en televisión, hasta áreas que, en teoría, no deberían ser meramente entretenidas, como el deporte o la política. En estos ámbitos, no siempre triunfa el mejor, sino el más atractivo mediáticamente: el deportista que más gana no es necesariamente el más talentoso, sino el que mejor vende su imagen; el candidato que gana no es el más preparado, sino el que ofrece respuestas simples a preguntas complejas. Esta reflexión está presente en la película y aterriza directamente en su protagonista, cuya historia se enfoca en la industria del entretenimiento y el inevitable choque con el envejecimiento.

Otro aspecto que me pareció destacable fue el diseño de los personajes y la atmósfera grotesca que impregna la película. La estética visual es tan realista que llega a ser perturbadora, especialmente en la manera en que se retrata la vejez. Desde las escenas de desnudez, que no están ahí para ser sensuales sino para acentuar la crudeza del cuerpo en transformación, hasta la forma en que los personajes de mayor edad son representados con un aire decadente y casi monstruoso. Esto resuena con la manera en que la sociedad percibe el envejecimiento: algo que se debe ocultar a toda costa, algo desagradable que debe ser erradicado en vez de aceptado.

Un personaje particularmente impactante es el manager del canal de televisión, interpretado por Dennis Quaid. Su rol expone otro aspecto grotesco de la historia: la explotación sin escrúpulos del espectáculo. Sus escenas más memorables, como aquella en la que orina en su oficina o el momento en que despide a Demi Moore mientras come camarones con total indiferencia, subrayan su papel como un reflejo extremo de los ejecutivos que ven a las personas solo como productos desechables. Su personaje parece ser una referencia directa a Vince McMahon, el exdirectivo de la WWE, quien recientemente fue expuesto en un documental que muestra hasta dónde estaba dispuesto a llegar con tal de entretener a las masas. The Substance entiende claramente esta dinámica y la retrata con una crudeza que la vuelve aún más impactante.

Me pareció especialmente interesante cómo la película aborda estas cuestiones desde una perspectiva de género. Mientras que los hombres en el mundo del entretenimiento son juzgados principalmente por su capacidad de generar dinero o mantenerse productivos, las mujeres siguen siendo evaluadas principalmente por su belleza y juventud. The Substance expone esta desigualdad con brutalidad, mostrando cómo la presión sobre las mujeres para mantenerse jóvenes y atractivas es implacable, mientras que a los hombres se les permite envejecer sin el mismo nivel de escrutinio.

En conclusión, The Substance es una película poderosa, bien lograda y sumamente relevante en el contexto actual. No solo ofrece una crítica mordaz a la industria del entretenimiento y su obsesión con la juventud, sino que también abre el debate sobre el valor de lo auténtico en una época dominada por lo efímero. Sin duda, es una obra que vale la pena ver y una historia que merece ser contada.

 

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