Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
La tecnología es una fuerza secundaria de evolución con la que contamos para ampliar nuestras capacidades motrices, técnicas y cognitivas.
La tecnología no es algo externo al humano, sino que es una manifestación de su inteligencia. No debemos tener miedo de incorporarla en nuestra vida, pues forma parte de nosotros.
El futurista Jason Silva dice que los aparatos tecnológicos son nuestros exoesqueletos. Son mejoras que nos hacemos continuamente para convertirnos en superhumanos.
Debemos quitarnos el miedo distópico de pensar que la tecnología es algo con lo que competimos, y entender que somos parte del mismo equipo.
El excampeón mundial de ajedrez Garry Kasparov afirma que los mejores jugadores de ajedrez en la actualidad son los que saben utilizar la tecnología como su aliada.
Él es un fiel creyente de que las jugadas más brillantes en el ajedrez surgen del poder de una supercomputadora y la intuición de un gran maestro.
Debemos aprovechar las herramientas con las que contamos, y ver en qué forma las podemos utilizar para elevar el nivel de nuestro trabajo y de nuestra vida.
La gran realización se encuentra en ver los avances tecnológicos como un modo de liberar recursos mentales para pensar en problemas mucho más complicados.
El científico Marvin Minsky decía que “eventualmente los robots heredarán el mundo, pero serán nuestros hijos”.
No debemos satanizar las nuevas herramientas o temer que nos sustituirán, sino que debemos analizar cómo nos pueden ayudar, y utilizarlas a nuestro favor para concentrarnos en lo nuevo y automatizar lo viejo.
Hazte amigo de la tecnología y hazla tu socia en cualquier aventura que emprendas.
Trabaja en cosas nuevas y deja que la tecnología se encargue del trabajo sucio.