Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
Uno de los problemas que nos ha dejado el capitalismo, es que vivimos en una sociedad que es adicta a comprar cosas y a tener mucho de todo.
Compramos por comprar, porque está barato, por si algún día se nos ofrece o porque sentimos un vacío y lo intentamos llenar con cosas.
Llenamos nuestros hogares y nuestras vidas de basura que después nos causa estrés porque nos quedamos sin dinero y nos damos cuenta que lo que compramos no solucionó nuestros problemas, sino que los hizo más evidentes. Así que repetimos este círculo vicioso.
Una respuesta a este problema es el minimalismo, que celebra la idea de que menos es más. Mari Kondo en su libro La Magia del Orden, argumenta que solo debes de tener con cosas que te brinden felicidad.
Un beneficio de esta corriente es que, al no estar comprando todo el tiempo, cuentas con más presupuesto para cuando de verdad necesites hacerlo, y te puedas enfocar en comprar cosas que te traigan inspiración y que sean de alta calidad.
El minimalismo no busca que te deshagas de todas tus posesiones, sino que solo compres, utilices, consumas y produzcas material que realmente te haga feliz y que sea de buena calidad, olvidándote de todo lo demás.
El minimalismo no solo aplica para tus posesiones materiales, sino también para las digitales y tu vida personal. El minimalismo es un estilo de vida que te orilla a encontrar lo que te importa y te apasiona, y te motiva a borrar las demás cosas, ideas, personas y relaciones que te distraen o te hacen infeliz.
Así que empieza a cambiar el paradigma de tu vida y enfócate en la calidad de tus herramientas, relaciones y posesiones y no en su cantidad. El minimalismo te propone un estilo de vida mejor, ya que te hace ver lo poco que necesitas para vivir feliz.