Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
La vida está llena de ilusiones y verdades construidas por la mente humana.
Desde la democracia, la religión y los derechos humanos, hasta lo que está escrito en este libro; todas son ideas que hemos creado y a las que les hemos atribuido un valor.
Si no fuera porque inventamos, creemos y practicamos estas ideas, éstas no podrían existir.
Ahora bien, el hecho de que nosotros hayamos creado nuestras ideas, no quiere decir que sean incapaces de producir un efecto real.
Yuval Noah Harari en su libro Sapiens lo describe perfectamente, la noción de que todas nuestras ideas y valores sean inventados por nosotros, no nos debe disuadir de creerlas, sino que nos debe dar a entender que, a pesar de que algo no sea estrictamente real, nos puede producir un efecto que sí lo sea, y por consecuencia se convierte en algo real.
El ser humano se caracteriza por darle significado y valor a las cosas, y el hecho de que creamos en este significado las convierte en reales, porque cumplen el propósito para el que fueron creadas.
Así que aquí está la regla de oro: si algo te hace sentir de cierta manera, si te motiva o te inspira; entonces es real para ti.
Si usar un placebo o superstición produce un efecto positivo en tu trabajo, entonces para ti es real.
Si persignarte antes de trabajar te hace sentir tranquilo, hazlo. Si ponerte tus calzones de la suerte te hace sentir confiado, hazlo. Si colgarte un cuarzo te relaja y te hace sentir buenas vibras, hazlo.
Si la vida es una colección de ilusiones, entonces elijamos creer las ilusiones que más nos convengan.
No importa que no haya evidencia científica que las respalde, si inexplicablemente te hace sentir de cierta manera entonces funciona y es real para ti.