Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
La mayoría de los problemas relacionados con no generar ingresos de tus obras, cuando ya existe un flujo de dinero, tienen que ver con una ineficiencia en el proceso creativo.
Si ya eres un creativo que vende su trabajo, pero sientes que te quedas con una parte muy pequeña del dinero que produce, entonces debes realizar un análisis profundo de todo tu proceso para ver qué tantas manos están tomando rebanadas del pastel, y evaluar si en realidad son necesarias.
No necesitas ser ningún genio para comprender que entre más personas existan cobrando una comisión por su esfuerzo, más difícil será que sea redituable.
Muchas veces el trabajo de estas personas lo vale, pero si no se ha hecho un análisis del proceso, probablemente no sea así, y esto ocasiona que el creativo no encuentre rentable su proyecto.
Es de vital importancia hacer un diagnóstico, y contar con un proceso sano que te permita obtener una remuneración justa por tu trabajo.
Este análisis es clave, especialmente al principio, pues aun no te encuentras consolidado en tu medio.
Tener un proceso sano no solo te empapará de todas las áreas de tu trabajo, haciendo que te involucres más, sino que también te permitirá contar con el oxígeno necesario para intentarlo otra vez si es que fracasas, o no te va como esperabas.
Este colchón que te brinda un buen proceso hará que tu obra sea más estoica, pues aunque tu producto no sea una bomba en ventas, no necesitarás de tantas para que sea comercialmente exitosa.
Evalúa bien a quiénes necesitas involucrar en el desarrollo de tu obra, y toma un acercamiento minimalista para asegurarte de que tengas el equipo necesario para realizar un buen trabajo y vivir de tu arte.
Divide tu proceso en partes, encuentra los cuellos de botella y haz que sea lo más sano posible.