Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Una de las realizaciones más duras que llegan cuando alcanzas algún tipo de éxito, especialmente el comercial, y después lo pierdes, es que el mundo sigue girando, aunque tú no estés en él.
Esta es una revelación muy dura para muchos, pues no dimensionan lo irrelevantes que son en la escala mundial.
La mejor forma de enfrentar esta realización es haciéndote responsable de tus éxitos y fracasos, y tomar acción inmediatamente después de cada uno de ellos.
Si te sientes triste porque crees que te estás quedando atrás, tienes dos opciones: te reinventas o te mueres con tus métodos obsoletos.
El proceso de reinventarse es más difícil de lo que parece, porque involucra tragarte tu ego, aceptar que el mundo cambia sin tu permiso y que surgen nuevas reglas todo el tiempo.
Es tu deber interpretar estas nuevas reglas para que tu mensaje siga vigente y llegue a quien tenga que llegar.
Esto no quiere decir que tengas que cambiar tu discurso o convertirte en otra persona, sino que tienes que encontrar la manera de empaquetar tu mensaje en una forma en la que pueda ser consumido en el nuevo panorama en el que te encuentras.
Recuerda que lo más importante de tu obra es su propuesta, la cual debe ser inmune al tiempo, lo único que debes cambiar es la forma de presentarla.
Los grandes clásicos del cine y la literatura siguen siendo relevantes en la actualidad porque su propuesta es la misma y trasciende la barrera del tiempo.
Si sientes que te estás quedando atrás, tranquilízate, es algo normal, y no es tan grave. Lo que tienes que hacer es cambiar la forma en la que presentas tus ideas para que puedan ser consumidas en el nuevo mundo.
Cambia la forma y mantén el fondo.