Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Debemos ser despiadados con las cosas que no nos importan, y que solo nos quitan tiempo y espacio en nuestra vida.
Greg Mckeown, se refiere a esta práctica como esencialismo. Según Mckeown, la premisa del esencialista consiste en tomar las riendas de su tiempo y diseñar un calendario en donde sus prioridades dicten sus actividades, argumentando que el esencialista entiende que si no diseña su propio calendario, las prioridades de otros lo terminarán diseñando.
El esencialista sabe que no tiene que leer todos los correos, contestar todos los mensajes, ir a todas las reuniones y hablar con todas las personas.
Para el esencialista, no contestar siempre es una opción, porque entiende que si no quiere hacer algo, está en todo su derecho de no hacerlo.
Esto no quiere decir que si da su palabra después no la cumplirá, sino que debe elegir sus compromisos con cautela para no fallar en aquello que se propone.
Es importante aplicar el esencialismo en nuestra vida para tomar el control de ella, ya que debemos cuestionarnos qué cosas tenemos y queremos hacer para poder diseñar nuestros días.
Esta reflexión implica que quizás dejes de hacer actividades, como asistir a ciertos eventos o tratar con algunas personas.
Tal vez algunos se molestarán con esta filosofía, pero debemos recordar que no lo hacemos con mala intención, sino como una forma de valorar nuestro tiempo y nuestra vida sobre los intereses de los demás.
Así mismo, no debemos ser hipócritas y molestarnos si buscamos a una persona y no nos contesta o no nos otorga su tiempo.
Debemos recordar que esa persona, al igual que nosotros, está ejerciendo su derecho de priorizar sus intereses sobre los de los demás para diseñar su propia vida.
Es importante aclarar que el esencialismo no busca que seamos egoístas y no ayudemos a otros, sino que cuando estemos dispuestos a dar de nuestro tiempo para ayudar a alguien más, lo hagamos por nuestra voluntad, y no por una incapacidad de escoger lo que queremos.
Si todos aplicáramos un poco de esta filosofía en nuestras vidas, la convivencia humana sería mucho más sencilla.