Este artículo originalmente apareció en mi libro Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte.
Es verdad que nosotros escogemos y diseñamos nuestros espacios, pero de lo que muchas veces no nos damos cuenta es que estos espacios nos devuelven el favor.
El trabajar en un espacio que te hace sentir inspirado y cómodo provoca que produzcas mejores resultados que si trabajas en uno que te cause incomodidad o indiferencia.
Como el plancton y la ballena, tenemos una relación simbiótica con los espacios en los que trabajamos.
Entre mejor diseñado esté el espacio en el que trabajes, mejores obras producirás en él, que a su vez mejorarán el espacio en el que estarás desarrollando tu próxima obra.
Así que escoge bien en dónde quieres estar, con qué personas quieres convivir, qué arte quieres colgar en tus paredes y de qué influencias quieres rodearte. Todos estos ingredientes acabarán manifestándose dentro de tu trabajo.
Facilita un buen resultado de tu proceso creativo rodeándote de las inspiraciones correctas que quieras que participen en la orgía de tu proceso creativo.
Diseña el espacio perfecto y asegúrate de agradecerle después.