Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
Aikido es un término japonés del que se ha derivado un arte marcial que es responsable de fabricar curiosos videos de internet, y aunque la legitimidad de este arte marcial es cuestionada por expertos, el concepto teóricamente es muy bello.
La palabra aikido hace referencia al acto de canalizar el peso o fuerza de tu oponente, y usarlo a tu favor.
En el proceso creativo, esto es aplicable, ya que muchas veces nos topamos con barreras físicas, mentales o económicas que nos impiden avanzar en la creación de nuestra obra.
Usando el concepto de akido, podemos encontrar formas de utilizar estas barreras para mejorar y acelerar la creación de nuestras obras, en lugar de frenarlas.
La manera de hacer esto, es cambiar nuestra perspectiva, y ver esas limitaciones como decisiones que se han tomado conscientemente en nuestro proceso, y que simplifican nuestro camino hacia la meta.
Por ejemplo, si tú no eres un experto tocando la guitarra, y solo te sabes unos cuantos acordes, puedes usar esa limitación técnica para construir algo que la tome como base.
Puedes hacer que lo atractivo de la propuesta de tu obra sea crear canciones con acordes simples.
Esto le puede dar un elemento fresco a tu trabajo que lo haga destacar sobre el resto, ya que estarás proponiendo un estilo con tus limitaciones.
Si quieres hacer una película, pero no tienes suficiente dinero para comprar una cámara profesional, puedes usar esa limitación para darle a tu filme un lenguaje casero, y ver qué ventajas o nuevas interpretaciones le puede dar a tu trabajo.
A lo largo de la historia, la canalización favorable del peso de limitaciones como estas ha producido nuevos formatos y disciplinas que después se estandarizan y se vuelven la norma.
Formatos como los videoblogs y la música punk surgen de la aplicación del aikido, en sus respectivas industrias, y ahora representan géneros consolidados.
Aprovecha las limitaciones que se te presentan, y utilízalas para facilitar tu trabajo, en vez de frenarlo.
Muchas veces solo hace falta analizar la situación desde otra perspectiva para ver un problema como una bendición.