Este artículo originalmente apareció en mi libro El arte de perder.
En una realidad en la que existen cada vez más aplicaciones que nos permiten realizar de forma sencilla proyectos que antes requerían años de experiencia, ahora cada vez más personas pueden hacer proyectos que antes parecían muy complicados, sin tener mucho conocimiento.
Hoy casi cualquier persona con una computadora puede crear su página web sin tener conocimiento de programación, o hacer una canción sin entender cómo funciona la música.
Irónicamente, una manera de destacar sobre la multitud es proponer una antítesis al status quo y hacer el proceso de creación de tus obras lo más artesanal y humano posible.
Evidenciar el factor humano en tu trabajo puede convertirse en el distintivo que te haga sobresalir de la estructura rígida que presentan las aplicaciones y sus interfaces simplificadas.
El músico Tom Delonge dice que se le hace muy tentador grabar todos los instrumentos con interfaces digitales, pero no lo hace porque hay algo mágico en crear todos los sonidos manualmente.
Lo que antes podía parecer una desventaja, hoy en día se ha convertido en una ventaja, ya que evidenciar tu estilo con las imperfecciones de tus obras es un elemento que humaniza tus proyectos y te distingue sobre los demás.
La forma de destacar en un mundo de computadoras es tomando el control de tu proceso y moldeando con tus manos el arte que quieres crear.
Muchas veces esa pequeña imperfección que refleja nuestra humanidad es todo lo que necesitamos para dar el siguiente paso y conectar con muchas personas, porque en un mundo de pixeles, pintar con una brocha se convierte en un acto de rebeldía.