arrow-right cart chevron-down chevron-left chevron-right chevron-up close menu minus play plus search share user email pinterest facebook instagram snapchat tumblr twitter vimeo youtube subscribe dogecoin dwolla forbrugsforeningen litecoin amazon_payments american_express bitcoin cirrus discover fancy interac jcb master paypal stripe visa diners_club dankort maestro trash

El blog de Roberto


The Studio y el espejo incómodo de Hollywood

Tue, Sep 30, 25
The Studio y el espejo incómodo de Hollywood

Esta semana terminé de ver la galardonada serie The Studio, producida y protagonizada por Seth Rogen. La serie retrata la vida dentro de un estudio de cine en la actualidad y muestra cómo una industria que nació para representar lo humano y lo artístico se ha ido corrompiendo hasta convertirse en un producto moldeado por una amalgama de intereses comerciales, marcas y limitaciones políticamente correctas.

Se trata de una sátira muy actual que no sólo refleja la situación del cine, sino también de otras industrias del entretenimiento: la música, los videojuegos, los podcasts y el contenido digital en general. Todo parece pasar por la maquinaria de intereses comerciales, lo que muchas veces termina generando productos vacíos y sin sustancia… aunque, cuando esa fórmula se aplica “bien”, también puede producir resultados altamente rentables.

Uno de los grandes aciertos de la serie es cómo humaniza al personaje Matt Remnick, interpretado por el propio Seth Rogen, recién nombrado director del estudio. A través de él vemos la ilusión de querer hacer las cosas de manera diferente y cómo, poco a poco, esas aspiraciones se enfrentan al peso de la realidad: comprometer ideales para conservar el trabajo. La narrativa muestra con crudeza cómo la industria aplasta las aspiraciones creativas, porque en la cima de la pirámide sólo importa una métrica: qué genera más dinero.

Otro tema central que aborda la serie es la cultura del celebritismo. Hoy en día, las celebridades funcionan como una mitología moderna y reflejan la desesperada necesidad de las personas por pertenecer, ser vistas y ser consideradas “cool”. La crítica apunta tanto a los estudios como al público: la audiencia ya no consume únicamente historias, sino también símbolos de estatus.

Más allá de la temática, la manera en que está construida la serie también es atractiva. Cada episodio se sostiene por sí mismo y muchas veces funciona como un tributo a un género cinematográfico o una referencia directa a clásicos del cine, lo que los hace impredecibles, entretenidos y con un aire experimental que resulta refrescante dentro de lo que critican. Esa mezcla la vuelve casi necesaria: un producto que navega dentro del mismo sistema que cuestiona, pero que a ratos ofrece la ilusión de que todavía queda espacio para algo diferente.

El hecho de que The Studio haya recibido 13 premios Emmy en la edición de 2025 —convirtiéndose en la comedia más galardonada en una sola temporada en la historia de los Emmy— también es un asunto fascinante. Por un lado, parecería alimentar la esperanza de que existe un lugar para la crítica dentro de la propia industria. Pero al mismo tiempo, si entendemos cómo funcionan los mecanismos de legitimación, cabe la sospecha de que premiar esta serie no sea más que una forma elegante de procesar la crítica y neutralizarla, sin que nada cambie realmente. No es casualidad que Hollywood suela premiar con entusiasmo cualquier cosa que hable sobre Hollywood mismo: es una manera de verse en el espejo, de compartir algo del crédito con productores y directores, y, sobre todo, de celebrar su propia mitología.

En ese equilibrio extraño entre sátira y complicidad radica lo más interesante de la serie. The Studio no sólo cuenta una historia sobre el estado actual del cine, sino que se convierte en un espejo incómodo de toda la cultura contemporánea, en la que lo creativo y lo comercial chocan de frente… y casi siempre gana lo comercial.

Página del artículo...


Woody Allen en sus propias palabras - Apropos of Nothing

Wed, Aug 06, 25
Woody Allen en sus propias palabras - Apropos of Nothing

Esta semana terminé de leer, bueno, de escuchar, el memoir de Woody Allen: Apropos of Nothing. Un libro que funciona como una confesión larga, con ritmo de monólogo, donde Allen explora su vida profesional, sus películas, sus amores, sus obsesiones, y claro, sus polémicas. Pero más que un recuento cronológico, se siente como si te estuviera hablando al oído durante horas, con esa voz suya nasal, neurótica y aguda, llevándote de una anécdota absurda en el set a una reflexión sobre la vida, la fama, o la muerte.

Narrado por él mismo, la experiencia se vuelve casi como ver una de sus películas, pero sin cámara. La manera en que escribe se siente exactamente igual a los personajes que suele crear: inseguros, obsesivos, ingeniosos y, por momentos, desbordantemente cómicos. Hay bromas constantes, autodepreciación, observaciones agudas sobre el arte, y también silencios incómodos donde uno se pregunta si realmente está siendo honesto… o simplemente está envolviendo la verdad en chistes.

Me quedé con varias joyitas. Una que me marcó especialmente fue su idea de que un artista no puede crear si le tiene miedo a experimentar. Esa frase me hizo ruido (del bueno), porque siento que justo ese miedo es el que empieza a estancarte con los años. Cuando ya hiciste ciertas cosas y no quieres arruinar tu propio legado, puedes caer en la trampa de querer protegerte tanto que dejas de moverte. Pero, irónicamente, es ese miedo a cagarla lo que termina matando lo que alguna vez hizo interesante tu obra. Allen no lo dice así, pero lo deja implícito.

Otra parte que me encantó fue su metáfora de la terapia. Él la compara con jugar tenis con un profesional: no se trata de ganar, sino de ver cómo se hace un buen swing. Cómo se ve una respuesta bien construida. Cómo luce la claridad cuando rebota de vuelta. Esa imagen se me quedó porque conecta con lo importante que es verse reflejado en alguien que te muestre que hay una manera más madura, más ordenada —incluso más elegante— de procesar las emociones.

También habla de las injusticias. Dice que hay que aceptar que en la vida a veces se van a tomar decisiones injustas que te van a afectar, y que no todo es blanco y negro. Allen fue acusado de abusos sexuales por su hija adoptiva Dylan Farrow en una historia pública que se ha debatido por décadas. En el libro él dedica un buen tramo a defender su inocencia, señalando contradicciones, acusaciones infundadas y cómo, según él, los medios y ciertas figuras tomaron partido sin pruebas. Uno puede estar de acuerdo o no, pero hay que admitir que presenta su versión de forma articulada, insistiendo en que no está interesado en cambiar la mente de nadie. “La gente cree lo que necesita creer”, dice, una frase que se me quedó dando vueltas.

Sobre los premios, dice que son “masajes al ego” que normalmente se entregan solo a quienes están dispuestos a ir a recogerlos. Lo dice con desdén, con ese tono de “yo no juego ese juego”, pero también con cierto sabor amargo. Como si le hubiera dolido no ser más reconocido, aunque jure que no le importa.

Y tal vez lo más interesante del libro es cómo usa el trabajo como refugio. Dice que nunca ha vuelto a ver la mayoría de sus películas porque su placer está en hacerlas, no en compartirlas. Que no le importa si sus obras desaparecen después de su muerte, porque él prefiere vivir en su departamento de Nueva York antes que en la memoria de la gente. Es una forma muy Allen de decir “no necesito la eternidad”.

Página del artículo...


Vampire Survivors: El Videojuego Retro Que Necesitas Ahora Mismo

Tue, Jul 01, 25
Vampire Survivors: El Videojuego Retro Que Necesitas Ahora Mismo

Esta semana regresé a la Ciudad de México después de un viaje largo desde Barcelona y necesitaba urgentemente un juego sencillo para desestresarme y combatir el jetlag acumulado. Tras haber jugado Balatro durante casi todo el vuelo, decidí buscar algo nuevo para cambiar un poco la rutina.

Le pedí a ChatGPT que me recomendara algún videojuego fácil de aprender, que no requiriera una curva alta de aprendizaje y pudiera empezar a disfrutar de inmediato. La recomendación fue Vampire Survivors, un juego lanzado originalmente en diciembre de 2021, desarrollado y publicado por Luca Galante, también conocido como poncle. Este título rápidamente ganó popularidad por su estilo visual retro, que recuerda a las máquinas recreativas o arcades clásicas de los años 80 y 90.

En Vampire Survivors, eliges entre una variedad de personajes, cada uno con habilidades y armas iniciales únicas. Tu objetivo es simple y adictivo: sobrevivir oleadas interminables de enemigos mientras recolectas gemas que te permiten subir de nivel. Cada vez que subes de nivel, obtienes mejoras, nuevas armas o habilidades que aumentan tu poder destructivo, haciéndote más resistente a los ataques enemigos.

La magia del juego radica en su simplicidad. Solo necesitas moverte estratégicamente por el mapa, mientras que las armas disparan automáticamente en intervalos definidos. El desafío está en encontrar la combinación perfecta de armas y mejoras que te permitan aguantar el mayor tiempo posible ante enemigos cada vez más numerosos y agresivos.

Además, entre partidas puedes mejorar atributos generales de tus personajes usando monedas de oro que recoges durante tus sesiones de juego, incrementando así tus posibilidades de supervivencia en futuros intentos. Es justamente esta mecánica sencilla pero sumamente efectiva la que convierte a Vampire Survivors en una experiencia altamente adictiva.

Así que, si estás buscando un juego divertido, simple de aprender y extremadamente adictivo para relajarte o simplemente pasar el tiempo, Vampire Survivors es la elección perfecta. No busques más, descárgalo y disfruta del encanto retro combinado con una jugabilidad impecable.

Página del artículo...


El nuevo disco de Miley Cyrus vale la pena: Something Beautiful

Tue, Jun 24, 25
El nuevo disco de Miley Cyrus vale la pena: Something Beautiful

Esta semana regresé de Europa en el vuelo largo de Barcelona a CDMX y aproveché el tiempo para jugar Balatro y ponerme a escuchar música.

Me topé con el nuevo disco de Miley Cyrus: Something Beautiful. El disco es una muestra clara de la evolución que ha tenido Miley como artista, desde su etapa en Disney Channel hasta esta versión más sólida y reflexiva. No se siente forzado ni intenta reinventarla, simplemente continúa el camino que viene trazando desde hace años.

Las dos canciones que más me gustaron fueron "More to Lose" y "Golden Burning Sun", que estuve escuchando en loop todo el vuelo. Ambas tienen letras que se sienten más personales, más trabajadas, y una producción sobria que deja espacio a su voz.

Ahí lo tienen. Si les interesa lo nuevo de Miley o simplemente quieren escuchar algo bien hecho, dénselo.

Página del artículo...


Descubrí Balatro por Accidente y Ahora Tengo un Problema

Sun, Jun 01, 25
Descubrí Balatro por Accidente y Ahora Tengo un Problema

Estos últimos días he estado obsesionado con un juego que, para ser sincero, al principio no me generaba ninguna expectativa. Todo empezó una tarde en Ciudad de México, después de una jornada pesada de grabación y edición. Tenía que adelantar casi un mes entero de episodios para el viaje en el que estoy ahora, así que cuando por fin terminé, solo quería desconectarme un rato. Nada de jefes finales, nada de memorizar patrones de ataque. Solo jugar por jugar.

En ese momento estaba —y sigo— muy cerca de terminar Elden Ring. Literalmente, me faltan solo los últimos dos jefes... que From Software, con toda la calma del mundo, decidió poner uno detrás del otro. Como diciendo: “¿descanso emocional? ¿para qué?”. Así que busqué algo más ligero, menos demandante en cuanto a reflejos, pero que igual me mantuviera enganchado. Entré a la tienda, y gracias a esa suscripción misteriosa de PlayStation Plus —que nunca entiendo bien, pero siempre agradezco— encontré un título que me llamó la atención: Balatro.

A primera vista parecía un juego de cartas sencillo, incluso un poco básico. Pero había algo en su estética que, sin hacer mucho ruido, me generó curiosidad. Empecé a buscar más información y me encontré con más de 125 mil reseñas en Steam con una calificación casi perfecta. En Metacritic, IGN, Reddit… donde buscaras, el consenso era el mismo: una joya inesperada. Como esos discos que nadie anuncia, pero de pronto todo el mundo tiene en repetición.

Dato relevante: últimamente he disfrutado varios juegos más simples en la consola. Tetris, uno de billar, otro medio arcade cuyo nombre ya olvidé, pero todos con algo en común: no te piden una tesis para poder disfrutarlos. Así que descargué Balatro y lo empecé a probar. No habían pasado ni cinco minutos y ya estaba completamente dentro. Ese tipo de juego que entiendes rápido, pero que esconde capas mucho más profundas de lo que aparenta.

La lógica del juego se basa en el póker. Tienes que avanzar a través de partidas —llamadas “runs”— usando una baraja que vas modificando para generar la mayor cantidad de puntos posible con cada mano. Lo verdaderamente adictivo está en cómo puedes alterar esa baraja usando cartas especiales: los jokers, que cambian las reglas a tu favor; las cartas del tarot y astrales, que permiten intervenir y ajustar tus combinaciones; y las cartas planeta, que potencian tipos específicos de manos como full house, straight o flush.

Esa primera tarde jugué ocho horas seguidas. Ocho. Me desvelé como si tuviera quince años y acabara de descubrir los Final Fantasy. Hacía mucho que un juego no me atrapaba de esa forma. Balatro es una mezcla peculiar entre un roguelike, un constructor de mazos y un rompecabezas numérico. Y detrás de su apariencia sencilla, hay una complejidad sorprendente. Parte de su magia está en la cantidad de variaciones posibles: los modificadores, las reglas opcionales, las cartas que aparecen por azar... todo contribuye a que cada partida sea diferente.

Hay combinaciones tan inesperadas que pareciera que estás rompiendo el juego. Pero todo está previsto en su diseño. Y eso es lo que lo vuelve brillante. Cada run se siente como una historia. Una pequeña novela en forma de cartas donde tú decides el tono: puedes jugar seguro o irte por la ruta arriesgada y terminar con millones de puntos en una sola jugada.

Y lo que me terminó de enganchar fue enterarme de que Balatro fue desarrollado por una sola persona: un canadiense que se hace llamar LocalThunk. No pertenece a un estudio grande, no tiene detrás una maquinaria publicitaria. Era simplemente alguien que, antes de escribir código, se pasaba horas imaginando cómo sería el juego de cartas perfecto. En menos de un año, su creación ha vendido más de un millón de copias y ya es considerada una de las grandes sorpresas dentro del mundo independiente.

Esa parte me tocó. Me hizo recordar cuando yo también inventaba juegos para que mis amigos los jugaran. Recreos, pijamadas, hojas rayadas llenas de reglas que solo yo entendía. Hay algo muy poderoso en esa idea: construir mundos desde cero y compartirlos. Balatro me reconectó con eso.

Así que si estos días me ves más ojeroso de lo normal, ya sabes por qué. Te escribo esto desde Cambridge, en la mañana, con un café en la mano y el recuerdo fresco de las partidas que jugué anoche. Sí, también está en el Nintendo Switch y en celulares. Y sí, sigue igual de adictivo.

Un juego simple, pero profundo. Recomendado sin reservas. Uno de esos que no ves venir… y cuando te das cuenta, ya estás dentro.

Página del artículo...


Vonnegut me gritó cosas raras mientras hacía ejercicio: Breakfast of Champions

Tue, May 27, 25
Vonnegut me gritó cosas raras mientras hacía ejercicio: Breakfast of Champions

Esta semana terminé de leer Breakfast of Champions de Kurt Vonnegut, un libro al que ya le traía ganas desde hace rato por la curiosidad que me generaba el estilo del autor y las veces que lo había escuchado referenciado por escritores, comediantes y músicos que admiro. Y tengo que decir que en ese aspecto no decepcionó para nada. Es una novela muy distinta a todo lo que había leído antes, casi como si estuviera escrita por alguien que decidió ignorar por completo las reglas narrativas y hacer lo que se le dio la gana… y aun así lograr que funcione.

La historia gira alrededor de dos personajes: Kilgore Trout, un escritor de ciencia ficción completamente desconocido (que Vonnegut ya había usado antes en Slaughterhouse-Five), y Dwayne Hoover, un vendedor de autos Pontiac que lentamente va perdiendo la cordura. Ambos se encuentran en un festival de arte en Midland City, y desde ahí la novela toma un camino extraño, incómodo y por momentos hipnótico.

Más allá del argumento, el libro es una crítica mordaz a la sociedad estadounidense, al capitalismo, al racismo, a la cultura de las armas, a la salud mental y al libre albedrío. Todo eso empacado en una narrativa que rompe la cuarta pared constantemente, en donde el mismo Vonnegut aparece como personaje y autor al mismo tiempo, decidiendo el destino de sus creaciones como si fuera un dios juguetón y nihilista. Es caótico, satírico y profundamente existencialista.

No es un libro fácil de leer. Su estilo fragmentado y errático, con dibujos hechos por el propio Vonnegut (como el famoso asterisco que representa un ano), te desconcierta si no estás preparado. Me imagino que hay obras más accesibles para empezar con él, como Cat’s Cradle o Mother Night. Pero el esfuerzo vale la pena: los personajes se te quedan, las ideas te persiguen, y el absurdo con el que se trata todo le da un tono enigmático que no se va fácil.

Yo lo escuché en Audible mientras hacía ejercicio, y eso también ayudó a que la experiencia fuera todavía más rara. La narración estuvo a cargo de John Malkovich —sí, ese John Malkovich— y su voz le sumó una capa extra de locura elegante que combinaba perfecto con el tono del libro. Fue como escuchar una obra de teatro escrita por un alienado, leída por un genio, mientras yo levantaba pesas y trataba de entender qué carajos estaba pasando.

Por ahora creo que me voy a dar un break de Vonnegut. No porque no me haya gustado, sino porque necesito digerirlo. Es de esos autores que, aunque no entiendas todo lo que quiso decir, te deja algo dando vueltas en la cabeza. Algo que probablemente no se te va a quitar nunca.

Página del artículo...


Mis libros

En oferta
El arte de perder

El arte de perder

De $ 269.00 Precio habitual $ 299.00

En oferta
Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte

Creativo: 100 consejos para vivir de tu arte

De $ 269.00 Precio habitual $ 299.00

En oferta
México lindo y querido diario

México lindo y querido diario

De $ 179.00 Precio habitual $ 199.00

En oferta
El arte de perder + Creativo + México

El arte de perder + Creativo + México

De $ 649.00 Precio habitual $ 799.00